Rubia comiéndose una polla en un parqueadero
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Para cualquier consejo sobre la seguridad parte de la paranoia de las personas y la idea de que todos los seres humanos son malos. Ella piensa lo contrario y por eso cuando le decían que no dejara las ventanas abiertas nunca hizo caso. Hasta que ese día entraron a robar. Una chica blanca en un barrio de negros no debería sentirse tan segura. Pero ella decidió resolver dejando que el tío le diera una follada, se dejó atar de manos y dejo que el pobre hombre gozara de los jugos de su rico coño hasta que quedo bien satisfecho. Al final el tío no se llevó nada de la casa.